miércoles, 15 de enero de 2025

EL CASCABEL DE LA GATA


 "Al escuchar los gritos de la señora Julia, Benita se levantó; pero, al empezar a caminar, descubre que no suena el clinclín y, consecuentemente, cae en la cuenta de que ha perdido el cascabel".

Así comienza esta divertida historia de Pablo Albo, quien nos hace partícipes de la búsqueda apresurada del cascabel por parte de esta gata pillina y tierna, que teme quedarse sin sardinas por culpa de este extravío.

Benita vuelve sobre sus pasos y el recorrido permite conocer a otros habitantes de la casa supuestamente inanimados (el sofá, la escoba, la mesa), pero que en este cuento hablan ¡y vaya si lo hacen!, ya que ofrecen información clave para llegar hasta el objeto perdido.

Los diálogos de la gata con estos enseres son muy graciosos, porque desprenden inocencia y también cierta empatía con el lector, al abordar situaciones comunes: ¿Qué otra cosa se puede encontrar en un sofá más que alguna moneda o unas migas de pan?

Igual de divertida es la manera en que esta astuta y pilla felina recupera el cascabel sumergido en la pecera.

La protagonista de esta historia transmite una mezcla de ingenuidad y picaresca tan propia de la infancia, con ese componente entre travieso y dulce, que le confiere mucho encanto al cuento, y sobre todo humor.

Estas características del cuento están claramente reforzadas por las ilustraciones de Guridi, quien considera que su trabajo fue simplemente ceñirse a “definir lo que el texto cuenta”.

Sin embargo, su labor va más allá, ya que el artista acentúa el sentido jovial del cuento con la incorporación de personajes que no aparecen en el texto: una pareja de moscas, un ratón, varias hormigas y un murciélago.


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